
sábado, 8 de octubre de 2011
jueves, 6 de octubre de 2011
martes, 25 de enero de 2011
Ruido, Ruido, Ruido

Hace tiempo que sostengo la opinión de que la cantidad de ruido que uno puede soportar impasible está en relación inversa con sus facultades mentales y puede ser considerada por tanto como una medida aproximada de las mismas. De modo que, cuando escucho ladrar a un perro durante horas desde el patio de una casa sin que nadie lo apacigüe ya sé lo que debo pensar de las facultades mentales de sus habitantes. El que habitualmente cierra de golpe las puertas de las habitaciones, en vez de hacerlo con la mano, o permite que eso suceda en su casa, no es solamente un maleducado, sino también una persona tosca y de limitada inteligencia...No estaremos completamente civilizados hasta que el ruido quede proscrito y nadie se arrogue el derecho a irrumpir en la consciencia de un ser pensante, por lo menos a mil pasos a la redonda, mediante silbatos, aullidos, etc.
Arthur Schopenhauer.
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