martes, 30 de junio de 2009

Clao




El otro día en un voluntariado intercultural que he estoy haciendo (creo que ya hablé de él hace poco) vino un niño de 7 años marroquí. Lo acompañaba una prima suya que hacía las veces de intérprete. Yo le ofrecí galletas y él, traducción mediante, me respondio con una sonrisa de oreja a oreja, que interpreté correctamente como un muchas gracias. A los treinta segundos ya tenía sus galletas en un plato sobre la mesa. Cuando las vio, cogió una con cada mano, me imagino como señal de propiedad. La cosa es que no se decidía a comerlas así que le dije a la traductora que le preguntara porqué no lo comía. La respuesta que me dio la traductora fue:

"Me dice que prefiere esperar a Clao"

Yo le dije que no conocía a ningún clao, que probablemente estaba mal traducido así que insistiera. Ella me dijo que le repetía claramente clao (cosa que yo oía perfectamente) y que clao no es ninguna palabra árabe.

Después de un rato deduje que Clao no era nadie sino algo. Y ciertamente, tenía razón: una merienda, por mucha galleta que tenga no es merienda sin Clao. "Cola Clao".

miércoles, 24 de junio de 2009

Danza de San Juan

Ardiendo está la hoguera un año más
lo danzo prima ya vuelve a soñar.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.

Si bebo me entran ganas de llorar
si no al fin de la noche lloro igual.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.

A ti el trabajo no te ha de faltar
el nuestro no sé cuanto va a durar.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.

No sé si para bien o para mal
como eres de madera no hablaras.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.

No sé si tu podrías escuchar
a un tipo que jamás te va a rezar.
Señor San Juan ayúdame a buscar,
señor San Juan qué ganas de pecar.

Cuando no quede nada por cantar
el cuco por nosotros seguirá.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.

Si al fuego con mis huesos voy a dar
quemarme en la foguera de San Juan.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.

No sé si tú podrías escuchar
a un tipo que jamás te va a rezar.
Señor San Juan ayúdame a buscar,
señor San Juan qué ganas de pecar.

Ardiendo está la hoguera un año más
lo danzo prima ya vuelve a soñar.
Señor San Juan la fiesta va a empezar,
señor San Juan salgamos a bailar.


(1993)

domingo, 21 de junio de 2009

Se llamaba Andrés

Para ser honestos no tengo ni zorra de cómo se llamaba en la realidad. De lo que dudé un solo instante fue que Andrés (así lo llamaré) sería protagonista de mi próxima entrada en el blog.

Andrés era un niño de unos 9 años hijo de un trabajador de un espectáculo de coches que aplastan coches. Mientras sus padres van de espectáculo en espectáculo conociendo todas las ciudades del mundo, Andrés tiene que buscarse la vida. A los 9 años, con las necesidades básicas cubiertas, buscarse la vida es básicamente tener amigos para jugar con ellos. Labor complicada para un crio de familia nómada.

Lo cierto es que Andrés ya tenía su amigo: era un hijo de un señor que estaba en la cola para entrar en el show aplastacoches. Os pongo en situación:

Dos niños, mientras sus padres estaban cada uno a lo suyo (uno preparando el show y otro guardando la cola para verlo), se habían puesto a jugar. Al cabo de un rato unos operarios pusieron una verja metálica que los separó (en este momento no pude evitar acordarme del niño con pijama de rayas) En ese momento los niños estaban cada uno a lo suyo. Cuando los niños se dieron cuenta de que la vaya los separaba sin poder hacer nada se quedaron mirándose. Andrés miraba al hijo del señor que estaba en la cola para entrar. En ese momento llegó el padre después de guardar la cola y le dijo a su hijo: "No podemos entrar a ver el show. Es muy caro". En aquel momento Andrés llamó a su amigo cuando le vio hablando con su padre. Andrés le dijo:

- ¡Eh, amigo! ¡Ven a jugar conmigo!
- Soy tu amigo y juego contigo si me dejas pasar

Ayer descubrí que a los 9 años un niño pasa de tener amigos para tener socios. Lo cierto es que estuve toda la tarde pensando en Andrés y me dio mucha pena.

Repito: ni vosotros ni yo tenemos ni zorra de cómo se llamaba Andrés realmente. Pero ese chaval, independientemente de cómo le hubieran puesto sus padres al nacer, llamarse, llamarse se llamaba Andrés.

PD: Pudiera haberme inventado la historia. Lamentablemente no tengo tan buena imaginación.

viernes, 12 de junio de 2009

Menos dos alas




González era un ángel menos dos alas,
González era un santo por lo civil,
un dandi con un ojo a la funerala,
tan rojo tan Oviedo y tan zascandil.

Hilaba en los garitos de mala nota
boleros de Machín con Juanín de Mieres:
apurando esos güisquis en los que flota
la luna de las golfas y los crupieres.

Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
pídame un coche
fumando espero
y le aplaudían
los camareros.

Otoños y otras luces, pan con verbena;
tan Príncipe de Gales de Cortefi el;
tratado de urbanismo, Juan de Mairena:
proustiana magdalena, tinta y papel.

Verde por la vergüenza que no tenía,
hasta ayudó a Caronte a quemar sus naves,
contaba que morirse no era tan grave
y agonizó en voz baja, por cortesía.

Cuando volvía
del extranjero,
tan forastero;
a las dos no era de día,
a las seis ya era de noche,
pídame un coche
fumando espero
y le aplaudían
los camareros.

J. Sabina a Ángel González

lunes, 8 de junio de 2009

¡Corrobore, corrobore, que se va usted a hartar!




¡Que me salga una máquina por favor!

No hace mucho que siempre que llamo a los servicios de atención al cliente rezo para que me salga una máquina. Que tal, mi nombre es fulanito y mi CI es de 100. ¿Hablo con Pentium doble núcleo a 2,00Ghz? Encantado.

Sí, he dicho bien: quiero que me atienda una máquina. Las máquinas han mejorado mucho, ya casi empatizan con uno. Por contra, los operarios, han sufrido el proceso inverso (obligados por el sistema, por supuesto) Los límites entre humanos y máquinas se difuminan no tanto por el avance de la técnica sino por el retroceso de los humanos: los mentores de estos operarios han conseguido inculcar en sus discípulos la creencia de que toda la lógica con que son capaces de trabajar, se limita a distribuir aleatoriamente un reducidísimo grupo de palabras comodín en cualquier frase. No es falta de nivel cultural ni nada por el estilo. Es una máxima empresarial: economía del lenguaje pura y dura. Ciertamente el motivo de las llamadas a estos servicios puede tender a infinito y si al final consigues que tan sólo se trate de una verificación o corroboración (no se necesita complemento, simplemente verificación o corroboración en sí mismas, a palo seco), como empresario, has ganado mucho.

Estos días son los exámenes de Selectividad: si en el examen de Lengua Castellana pusiésemos a los chavales a analizar el diálogo de uno de estos trabajadores en su día a día, toda la conversación tendría un único núcleo ("verifico" o "corroboro", indistintamente) y todo lo demás serían complementos, subordinadas, yuxtaposiciones, locuciones, circunloquios, rotondas, idas de tarro y salidas por la tangente. Al final, la oración puede ocupar uno o varios párrafos (también indistintamente) y tendríamos un fantástico diálogo de besugos. Lo peor es que encima, como te tratan por el nombre, ni tan siquiera te queda el placer de poderle llamar gilipollas. Nunca hay que perder las formas.

Desconozco el adoctrinamiento al que son sometidos en un cursillo acelerado pero me temo que no siempre, los términos “verifico”, “corroboro”, y similares son usados sin saber previamente su significado. Me molesta que corroboren antes de verificar y que verifiquen sin saber qué demonios es eso. Yo aprendí el significado real de verifican y corroborar en 2º de carrera en una asignatura de filosofía con Kuhn y Popper mediante. Y ahora mismo no estoy seguro de saberlos utilizar en su justa medida.

Ahora os propongo ser malos y hacer un pequeño juego: se trata de juntaros con un amigo y llamad al tiempo desde dos teléfonos distintos a este tipo de servicios de atención al cliente. Se trata de leer en dos llamadas simultáneas al mismo servicio de atención al cliente un mismo caso imaginario previamente pactado. Ya en la llamada, una vez leído el caso hipotético, gana aquel que consigue retrasar lo más posible la aparición en la conversación del término corroborar, verificar o cualquiera de sus variantes. ¿Qué te va a que no pasáis del minuto? Verificadlo vosotros mismos.

domingo, 7 de junio de 2009

Alivio de La Magdalena


Buenas noches, Cantabria; Buenas noches, Santander!

Es un gusto, después de sufrir los calores saharianos del sur y de la meseta, llegar aquí a la campa de La Magdalena –que no es mal nombre- a refrescarse un poquito (aunque no demasiado) con el aire cántabro. Hacía un tiempecillo que no veníamos a Santander y como no hicimos aquí la gira acústica ultramarina, ahora mezclare, mezclaremos un poco de Rock & Roll (no demasiado -que estamos ya muy mayores-) con otras cosas.

Esta semana me enchufo las pilas
cuarto menguante de rota garganta
ni stress ni valium ni coca ni… tila
hoy madmoiselle, carretera y top manta.

Intro del concierto Alivio de Luto
La Magdalena, 2006