De antemano advierto que el analista no es objetivo, que no engaño si me digo que al principio me dejó un regusto amargo que no supe valorar. Sabía que estaba en un error y que, más antes que después, ese rechazo inicial se convertiría en admiración.
Después de haber escuchado varias decenas de veces Tiramisú de Limón gracias al autorreverse (perdón, al "repetir sólo una" de mi mp3) la ligera decepción inicial que me produjo se tornó en delicia para el paladar. Insisto que el ni el analista es objetivo ni su paladar, claro, tampoco.
Tiramisú de limón, que ahora estrena video oficial (por cierto francamete extraordinario, con Perezas y Gutis por medio) me parece una reflexión sobre el hastio, es la opinión de un tipo que ya está de vuelta de todo pero que te enseña a apreciar los pequeños placeres, esas pequeñas cosas que decía Serrat que hacen que no esté todo perdido pese a que lo pueda parecer y de hecho lo parezca.
Joaquín sigue tocando la médula del corazón en sí bemol sostenido. Un académico de las emociones que ahora usa la gastronomía como excusa para levantar acta de seguir queriendo ejercer su derecho a respirar. Nos vemos en los conciertos. ¿Madrid? ¿Salamanca? ¿Bilbao? Toca ahorrar. Merece la pena.
jueves, 5 de noviembre de 2009
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