miércoles, 25 de febrero de 2009

Cuestión de gustos



Quienes me conocéis sabéis que soy muy poco ecléctico en cuanto a gustos musicales: alterno poco círculos que no se muevan dentro de la música española. Me gusta la Argentinita (desde los doce años tengo esa espina clavada, los compañeros del colegio escuchaban a Guns N Roses y a mí me daba un palo que te pasas confesar que yo era más de la Argentinita con Federico García Lorca que de esos tipos andrajosos “macarras de ceñidos pantalón”) Y también más de Mª Dolores Pradera y Paco Ibáñez y Serrat. Sí, también Sabina. Sobre todo Sabina. Pero Sabina fue más tarde. Los otros fueron primero, antes, en mi digamos "formación musical". Pongamos que yo pasé directamente de las canciones de los payasos de la TVE a la Argentinita sin que hubiera nada por medio. Digo nada musicalemnte hablando. Haber, haber, por lo menos algún trauma inconfesable, esquizofrenia o similares, seguro.

En octubre de 1990, en mi primer viaje a Madrid en el TALGO me pasé todo el viaje escuchando un disco de un tal Sabina que se llamaba “El hombre del traje gris” y que molaba mucho. Sabía de Sabina que era un cantante de Madrid y poco más. Y no sólo me molaba a mí sino que a algunos de los malotes de mi clase por los que suspiraban aquellas chicas que yo tanto deseé, aquellos indeseables que les gustaban Bon Jovis y similares, también opinaban que ese chico llamado Sabina tenía su punto. Por fin me dejé de considerar el rarito de la clase y le confesé mis gustos musicales a los superclases de mi clase. De la Argenita y compañía, ni palabra por supuesto. Sólo hablaba de ese hombre del traje gris que decía llamarse Joaquín.

Este verano pasado en el trabajo mis jefes me pidieron que pusiera algo de música de mi coche para escuchar mientras trabajábamos dentro de un garaje. Yo puse "Dos Pájaros de un Tiro" y puse a todo trapo la de “Pacto entre caballeros”. Era la más divertida y con creces la más movida. Mis dos jefes se echaron a reír mientras me decían al tiempo: “¡Quita eso! ¿no tienes algo más movido?!” Dije que no. Era un no seco y rotundo que disipaba toda duda y que dije mientras tragaba saliba y cerraba con llave (*) la guantera que me custodió como oro en paño durante 3 horas el cd de la Argentinita mientras mi otro compañero puso en su coche música árabe alternándolo con reggaeton. Aquella escena, tiempo después me la recordó un anuncio. Básicamente el contraste de músicas. En el trabajo no había chicas por medio.
(*) Lo de la guantera no es del todo cierto. Sólo lo pongo para que quede bonito: mi coche no tenía esos lujos, la guantera no tenía llave.
PS: Mientras escribo esto me doy cuenta que estoy mucho más chapado a la antigua de lo que me gustaría. Estando hace tiempo con una amiga lectora de este blog me preguntó la hora y acto seguido eché la mano al pantalón para sacar mi móvil. Ella me dijo: "Para qué metes la mano en el pantalón ¿No me digas que tienes un reloj de bolsillo?" Isa, si lees esto, que sepas que la duda ofende. Hummm. Sin acritud.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Un poco de respeto


Meto un poco de color al blog que estos días estaba muy lúgubre. Quienes me seguís desde el principio (si es que hay alguien por ahí) sabéis todo lo que me gusta la publicidad. Pero hablando de publicidad soy un poco exquisito, sibarita si acaso: sólo me gusta que la publicidad que me respeta, la de "sujeto, verbo y predicado"


Cada vez más (no sé porqué) la publicidad es del todo gratuita. Como os comenté cuando os hablé de Les Luthiers, a la publicidad le pido ahora la misma seriedad que al humor. La publicidad inteligente, bien pensada, hecha con dos dedos de frente, cuesta lo mismo que la mala publicidad. Económicamente hablando digo, claro. Mismos materiales + mismos formatos = mismas tarifas

Si no sabéis a qué me refiero cuando hablo de mala y buena publicidad os concreto: digo buena publicidad y hablo casi exclusivamente de la del grupo V.A.G., y mala publicidad, básicamente el resto. Sé que soy cruel e injusto (c'est la vie) y conozco casos que llevan la contraria a lo que me digo pero tampoco es cosa de entrar en detalles. Y lo cierto es que no sé exactamente porqué hay tanta mala publicidad. Quiero decir que aunque probablemente no es lo mío, considero que hay muchísima gente que tiene un talento creativo e imaginativo brutal (los que andan detrás de la publicidad del V.A.G. me dan la razón con cada premio que recogen -y son ya muchos-)

En fin sólo animaros a que ojeéis por ahí publicidad divertida. Yo sólo os cuelgo aquí cuatro ejemplos más:





miércoles, 11 de febrero de 2009

"Yo no quiero 14 de Febrero, ni cumpleaños feliz"


"A Justine, a Marilyn, a Jimena, a la Mata Hari, a la Magdalena, a Fátima y a Salomé. A los ojos verdes como aceitunas que robaban la luz de la luna de miel de un cuarto de hotel (el Dulce Hotel)"

J. Sabina. "Yo, mí, me, contigo" (1.996)


La frase que encabeza esta entrada pertenece a una canción del album "Yo, mí, me, contigo" de Joaquín Sabina. Haciendo limpieza en mi disco duro he redercubierto este pequeño tesoro. Creo que, de todos los discos de Joaquín, es el de mejor presentación gráfica. Aunque no sea mérito del cantante, es un lujo ver lo bien que han sabido reflejar en él la estética panfletaria de los años 20. Está lleno de referencias al pasado. Incluso en una nota dice

"Músicos que han acompañado las coplas grabadas en microsurco y con los más avanzados sistemas de megafonía por Joaquín Sabina"

Yo, mí, me, contigo es un disco muy ligero, optimista, alegre y equilibrado. Probablemente no sea el mejor de Joaquín, probablemente ese mérito se lo deba a F&Q. En aquel año (1992) Joaquín todavía tenía las cuerdas vocales perfectamente afinadas (y afiladas) y quiso ponerse el listón demasiado alto. Pero no estoy del todo seguro de que, al menos, no rayen a la misma altura. Exaequo, creo que sería lo justo. Yo, mí, me, contigo bebe de muchas fuentes, tiene unas letras prodigiosas que, además se atreven con casi todos los estilos (incluso un rap) y ritmos posibles. F&Q es verdad que era en todos los sentidos mucho más equilibrado, sosegado, reflexivo y maduro pero éste creo que es más rico en matices y con ello consigue tocar cada rinconcito del alma.

Pues bueno, he redescubierto esta pequeña delicia y os animo a que lo escucheís nuevamente o, si no lo habéis hecho, a descubrirlo. Además en él, encontraréis la cancion que más le gustaba a Carlos Llamas, "Contigo". Podéis escuchar al propio Llamas junto con Sabina clicando aquí.

sábado, 7 de febrero de 2009

"The Apartment"


"I would like to believe in God in order to thank him. But I just believe in Billy Wilder... so, thank you Mr. Wilder."
F. Trueba (1994)


"El guión de El Apartamento está escrito con tal perfección que es usado como modelo es las más prestigiosas escuelas de cine"

LQYTD

"[El Apartamento] Es una película que habla de las personas. Es una película hecha hace 40 años que habla de la soledad, de esa fiebre que recorrió la ciudad de N.Y. como una nueva forma de vivir que posteriormente se llamaría estrés y que nos habla del mundo, de la comidas precocinadas, del mando a distancia, de tener postre en tu casa (postre del MOMA, de Mondrian)..."




Hay películas que marcan el resto de tu vida. Las ves casi como por casualidad y cambian ralicalmente la concepción que tienes del cine. Y no sólo del cine, sino de todo lo que te rodea. Desde que vi El Apartamento, siempre que me resfrio me acuerdo del pobre Baxter, siempre que me pasan una llave me acuerdo de El Apartamento (condición indispensable: que la llave no tenga llavero) Todas estas pequeñas cosas de tu día a día pasan a vincularse y uno ya no puede ver una llave sin llavero sin acordarse de El Apartamento.

En El Apartamento la llave es una mera excusa para hablar de la condición humana, de sus miserias y sus grandezas. A bitter-sweet romantic comedy escribió alguién: no encuentro una defición más acertada. Wilder, que con su ironía hubiera sido capaz de oxidar las alcantarillas a su paso, era también un perfecto conocedor del amor y de todos los recovecos del alma humana. Pero también de cosas más "tangibles" como la ambición, los intereses creados y otros muchos elementos que rodean al ser humano.

Como dijo Javier Rioyo comentando la película en Qué Grande es el Cine: "quienes no han visto aun El Apartamento tienen una ocasión de descubrir una excelente película". ¡Cómo los envidio!

martes, 3 de febrero de 2009

"Cine, cine, cine, cine"


"Pido perdón por confundir el cine con la realidad, no es fácil olvidar Cahiers du cinéma..."
L. E. Aute

Un amigo me ha regalado un libro de cine increible y con la mente todavía puesta en la noche de los Goya me doy cuenta de que muchos de los momentos más agradables que he pasado en toda mi vida tienen de trasfondo una pantalla de cine. En Salamanca, casi sin quererlo, descubrí una filmoteca maravillosa. Una pequeñísima sala, de apariencia casi clandestina, soterrada en la planta baja de un museo dedicado al cine me evadía de las preocupaciones de los exámenes. Allí conocí a Billy Wilder y vi un montón de películas que ahora son mis películas de cabecera. Woody Allen, Hitchcock, ... El ruido del proyector, el silencio de la sala justo antes de empezar la proyección, todo lo que rodea el mundo del cine es en verdad mágico; y es que en verdad el cine es tan sólo una ilusión.

La filmoteca de Castilla y León está precisamente justo ahí, en ese mismo local de Salamanca y no en Valladolid como probablemente sería lógico. Un director que no conocía hasta entonces, Basilio Martín Patino, era el encargado de mantener esa maravillosa salita.

Aute dedicó una estupenda canción al cine. No puedo evitar recordar toda la letra. Aquí os la paso:

"Recuerdo bien aquellos «cuatrocientos golpes» de Truffaut y el travelling con el pequeño desertor, Antoine Doinel -playa a través-, buscando un mar que parecía más un paredón. Y el happy-end que la censura travestida en voz en off sobrepusiera al pesimismo del autor, nos hizo ver que un mundo cruel se salva con una homilía fuera del guión.

Cine, cine, cine, más cine por favor, que todo en la vida es cine y los sueños, cine son.

Al fin llegó el día tan temido más allá del mar, previsto por los grises de Henri Decae; cuánta razón tuvo el censor, Antoine Doinel murió en su «domicilio conyugal»
Pido perdón por confundir el cine con la realidad, no es fácil olvidar Cahiers du cinéma, le Mac Mahon, eso pasó, son olas viejas con resacas de la nouvelle vague. Cine, cine, cine, cine..."

lunes, 2 de febrero de 2009

"Cuando sólo recibo noticias de la muerte"



"La muerte solamente nos golpea si la vemos tan cercana que nos puede salpicar"
Victor Manuel San José


[Diálogo en el catering de una película]

Yo: Joder Frutos, he quedado con mi jefe para comentarle una cosa y me ha dicho que le espere precisamente aquí. Son las dos y cuarto, no he comido y me muero de hambre. ¡Y sólo veo comida!
Frutos: Eso tiene fácil solución. ¿Tiene bolsillos tu pantalón?
Yo: Eh? Si, claro.
Frutos: ¿Cuántos?
Yo: ¡Joder Frutos...!
Frutos: ¿Cuántos?
Yo: Dos
Frutos: ¿Te gustan de chorizo y queso?
Yo: Si, claro.
Frutos: Métete estos ahora que no te ve nadie: yo no te he dicho nada. ¿quieres también para beber?
Yo: No, gracias
A Ángel Frutos, in memoriam.
He estrenado un asqueroso e hijo de la gran puta año que no deja de ponerme zancadillas a cada rato. Este verano tuve la enorme suerte de tener el mejor trabajo que probablemente vaya a tener en toda mi vida: trabajar en una peli desde dentro. Desde dentro quiere decir mucho mejor que como actor. Yo era el que cargaba muebles, arreglaba el jardín, montaba el catering o vigilaba aparcamientos.

Conocí a gente extraordinaria y a otros no tanto. Con el tiempo la memoria selectiva se encarga de que sólo recuerdes los mejores momentos. Hoy viendo los Goya, me he enterado que un compañero de trabajo, un conductor de material de cine se ha muerto. Una foto, un pie de foto y música de fondo.
Este mismo verano me comentaba, mientras dábamos de comer a las palomas y veíamos el tiempo pasar, que ésta era su última película. 8 horas, de lunes a viernes, yo vigilando un parking y él sentado en su camión dan para contarse muchas cosas: él me hablaba de temas existenciales: sus nietos y lo listas que eran las palomas. También me preguntaba cosas del portátil del camión con el que se veía sus pelis y cómo tenía que hacer para sincronizar los dos teléfonos móviles que tenía. Y además me contaba anécdotas que sobre Almodovar, Joaquín Sabina, Aute, Serrat... Así se hacía más corta la espera. Por las mañanas yo le llevaba el periódico y algunas revistas que tenía de cine. Y él me enseñaba algunas cosas de un coche con el que yo hacía mis primeros pinitos. Era nuestro pacto tácito.
Frutos (frutty le decían sus colegas) era un tío muy sencillo, lo único que quería era tener listo todo el material, preparado para cuando se lo solitaran. Trabajador intachable, lo entregaba impoluto. A mí me hubiera molado más acordarme de él recogiendo un goya honorífico al mejor transportista o algo así. Pero nadie entrega goyas a los que reparten bocadillos de contrabando.