
Meto un poco de color al blog que estos días estaba muy lúgubre. Quienes me seguís desde el principio (si es que hay alguien por ahí) sabéis todo lo que me gusta la publicidad. Pero hablando de publicidad soy un poco exquisito, sibarita si acaso: sólo me gusta que la publicidad que me respeta, la de "sujeto, verbo y predicado"

Cada vez más (no sé porqué) la publicidad es del todo gratuita. Como os comenté cuando os hablé de Les Luthiers, a la publicidad le pido ahora la misma seriedad que al humor. La publicidad inteligente, bien pensada, hecha con dos dedos de frente, cuesta lo mismo que la mala publicidad. Económicamente hablando digo, claro. Mismos materiales + mismos formatos = mismas tarifas
Si no sabéis a qué me refiero cuando hablo de mala y buena publicidad os concreto: digo buena publicidad y hablo casi exclusivamente de la del grupo V.A.G., y mala publicidad, básicamente el resto. Sé que soy cruel e injusto (c'est la vie) y conozco casos que llevan la contraria a lo que me digo pero tampoco es cosa de entrar en detalles. Y lo cierto es que no sé exactamente porqué hay tanta mala publicidad. Quiero decir que aunque probablemente no es lo mío, considero que hay muchísima gente que tiene un talento creativo e imaginativo brutal (los que andan detrás de la publicidad del V.A.G. me dan la razón con cada premio que recogen -y son ya muchos-)
En fin sólo animaros a que ojeéis por ahí publicidad divertida. Yo sólo os cuelgo aquí cuatro ejemplos más:






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